martes, 20 de agosto de 2013

Docentes de música en la crisis educativa

         Por todos los medios nos enteramos de que existe una crisis educativa. Pasa por las noticias (aunque no tanto como para informar a la población completa), por los artículos de prensa, por las manifestaciones de estudiantes universitarios y probablemente si tenemos un conocido o familiar que esté inserto en el sistema educativo, nos daremos cuenta igual.
        El sistema educacional en Chile está en crisis por varias razones. La primera tiene que ver con una crisis de inequidad con respecto a los ingresos económicos. Si se tiene mejores ingresos, se tiene mejor educación. Si no se tiene buenos ingresos, tampoco se tiene calidad educativa. Esto actúa como un efecto dominó a largo plazo: en nuestro país pocos pueden costearse una educación de calidad en los niveles básico y secundario. En el nivel universitario, los estudiantes pueden acceder a becas y a créditos, pero éstas claramente no son la solución al problema de financiamiento.
       Otro factor que incide en la crisis educativa nacional es la valoración social y la formación del profesor. El docente es un profesional que goce de respeto por su profesión en nuestro país, sino todo lo contrario. Ésto provoca que los estudiantes que egresan de la enseñanza secundaria que quieren ingresar a la educación superior no deseen ingresar a la carrera docente. Aún en pleno año 2013 hay personas que ingresan a la pedagogía sin interés real en ejercerla y solo porque el puntaje PSU no fue suficientemente alto para entrar en otra carrera (lo que deja en claro que el puntaje PSU requerido para entrar a las pedagogías no es alto en comparación con otras carreras que sí son valoradas socialmente). Al mismo tiempo, la formación de los docentes no tiene una exigencia coherente a la responsabilidad que implica la docencia (estamos hablando de quienes forman a un país). Como resultado, entran al sistema docentes que no están debidamente formados para su profesión, docentes sin vocación, y en el peor de los casos, docentes con ambas características. Además de que las condiciones laborales para ejercer la docencia no son las mejores y a mi juicio, no son ni siquiera las básicas. Los ingresos de un docente no son los mejores, y las horas que uno usa para planificar, construir evaluaciones, buscar material y otros, no son remuneradas.
         Un último factor se refiere a la abundancia de escuelas inefectivas. Una escuela puede resultar inefectiva por varias razones; por falta de liderazgo, por un clima desmotivado de parte de profesores, administrativos y alumnos, escuelas que no forman una comunidad con las familias que la componen, donde no se trabaja en equipo en pos de un objetivo, donde existen bajas expectativas frente al desarrollo de los estudiantes... y podría seguir enumerando eternamente, pero considero que ésos son los factores predominantes en la crisis educativa en Chile.
         En este tema los docentes tenemos mucho que ver, y mucho que actuar. Los estudiantes piden educación de calidad y es nuestro deber otorgarla, aun cuando el sistema no nos sea del todo favorable. Y acá me quiero referir específicamente a los docentes de música.
        Las horas de educación musical en nuestro país han sido reducidas a una o dos por semana en la educación básica y dos o tres en la educación secundaria. Éso es poco tiempo para poder trabajar en clases, sobre todo viendo contenidos relativamente complejos, como los que exigen los planes y programas del Estado. Y la educación de las artes es importante, porque desarrolla competencias y habilidades de pensamiento abstracto y crítico. Es importante porque, como dice un profesor que tengo, 'es la excusa perfecta' para enseñar disciplina y análisis sin presionar a los estudiantes a ser rigurosos, sino porque ellos comprueben que éstos hábitos son necesarios para poder incluso hacer algo que nos guste, como tocar un instrumento.
       La música es diferente al resto de los conocimientos que se dan en el sistema educativo. Permite, a través de la música, construir lazos más profundos con los estudiantes, si se usan bien las horas que tenemos para trabajar. Permite que los estudiantes comprendan, por sí mismos, el amor al conocimiento a través de que eso que tanto les gusta escuchar tiene un nombre. Allí entra nuestro papel como docentes de música.
     Como dije anteriormente, es nuestro deber el entregar el conocimiento de manera adecuada, aunque el sistema no nos apoye y debamos, todos los días, torcerle el brazo a los prejuicios sociales de la asignatura de música. Es nuestro deber cambiar un poco el switch, aunque sea con cosas pequeñas, como sentarse en círculo en vez de todos mirando al frente, o bailar, o hablar de lo que más gusta escuchar. Se pueden aplicar estilos alternativos de pedagogía. Tenemos que tener la conciencia de que la música es una de las pocas áreas donde, si falta el gusto, ya está la batalla perdida.
           
Adjunto el video 'Cambiando paradigmas de la educación', que habla acerca de la crisis educativa no nacional, sino mundial, y en algún punto se refiere a la enseñanza de las artes.


También adjunto un documental acerca del trabajo de las orquestas infantiles y juveniles en Venezuela, que da cuenta del poder que ejerce la música y la educación musical en las personas.




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