viernes, 23 de agosto de 2013

Reflexiones: estar dentro del sistema educativo

             Dentro de mis años de universidad y un poco antes, cuando tenía la idea (entonces esporádica) de estudiar pedagogía, me he cuestionado varios conceptos que tienen que ver con el sistema educativo. Puntos de vista acerca de reformar la escuela, que así como está no es efectiva e incluso podría ser perjudicial, la labor de los profesores, como reformar el sistema educativo, de dónde viene el sistema en el que estamos insertos, y otras cosas.
            Para esto, tuve que retroceder la memoria hasta cuando yo empecé la escuela, en primero básico, y tuve que recordar lo que se me había olvidado: a mí la escuela distaba mucho de gustarme. Me escondía bajo el lavaplatos (cuando cabía bajo el lavaplatos) para no tener que ir, pero me mandaban igual. Como había aprendido a leer antes de ir al jardín, se me hacía tedioso copiar lo mismo una y otra vez, y estar sentada la tarde completa. No copiaba lo que escribían en la pizarra y esperaba la hora del recreo. Además, era muy tímida.
           En los años que siguieron ya no fue tan terrible para mí ir a la escuela, pues fui desarrollando mis habilidades sociales y cada vez que algo me aburría o ya lo sabía, escribía cosas o dibujaba en la parte de atrás de mis cuadernos, era como irse de la sala. Hice eso hasta que salí del colegio, y para entonces tenía tantas actividades extra en el mismo colegio y tantas amigas, que me gustaba ir. Incluso tomaba más atención en clases (cuando la materia me interesaba y no la sabía). A pesar de toda esta historia, siempre fui una estudiante que tuvo buenos resultados.
            Mis padres son grandes pedagogos (aunque no titulados), y a lo largo de nuestra infancia junto a mis hermanos, lograron traspasarnos ese amor al conocimiento que sentían ellos, así que nos gustaba aprender de todo. Así aprendí a investigar y a leer por gusto. Y, para mi sorpresa, hubo profesores en mis años de escuela, que hicieron lo mismo. Que conversaban con nosotros y buscaban la manera de entregarnos el contenido. Y allí tuve la idea de dedicarme a la docencia, pero no fue sino hasta hace relativamente poco que comencé a cuestionarme todo lo que señalé anteriormente, y comprendí realmente cuán grande es el desafío docente, cuánta responsabilidad tenemos, y cuánto tenemos que luchar.
         Reconocí, no sin  un poco de vergüenza, que había comportamientos de mis mismos compañeros que yo condenaba, como el excesivo ruido en clases, o el negarse a leer libros. Yo también estaba dentro del sistema, lo mismo que todos. Me dí cuenta de la desesperanza de algunos profesores, que iban a clases por cumplir, y alumnos, que ya no tomaban ningún tipo de atención porque ya habían concluido que en la escuela nada podía gustarles, o que sólo se preocupaban por estudiar cuando corrían peligro de repetir curso. Me pregunté si era culpa de los estudiantes que el sistema no funcionara bien con ellos. Si uno lo ve de esa manera, se abre el primer vacío en el sistema. No, no es su culpa.              
           Entré a la carrera de educación musical porque la música para mí es vital, y marcada por mis padres y los profesores que hoy recuerdo con cariño, para poder darle un poco la vuelta a este sistema, no para cambiar el mundo, sino para que todos sean tan afortunados como yo me considero afortunada, de que algo me guste tanto que tenga la posibilidad de aprenderlo y dedicarme a ello.
         Enlazando un poco con lo que escribí en la última entrada, el profesor de música tiene ventajas para llegar a sus estudiantes, y como tenemos más ventajas, creo que nuestra responsabilidad es mayor. A veces me asusto cuando veo tanto profesor desanimado, carcomido por el sistema. Pero cuando hay una posibilidad de actuar, es necesario hacerlo. Si no actuamos, pasamos a avalar la forma de educación (o de instrucción) que tanto daño nos ha hecho.
       

Adjunto un documental que vimos en clase titulado 'La educación prohibida', que trata acerca de los temas que acabo de exponer. Sobra decir que ésto no trae la verdad absoluta, pero sí una crítica necesaria para poder avanzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario